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Comida con sabor a resistencia

El local ríopedrense es una respuesta de negación ante las injusticias del Puerto Rico de hoy

Pasar por la puerta de Cocina Rebelde, en Río Piedras, es adentrarse a un mundo de lucha, resistencia, hermandad y, ¿por qué no?, a un mundo del sabor criollo puertorriqueño.

Desde el 2013, el Centro para el Desarrollo Político, Educativo y Cultural (CDPEC), como organización sin fines de lucro, ha levantado proyectos de autogestión a nivel isla, como los Comedores Sociales de Puerto Rico y los Centros de Apoyo Mutuo, para suplir a las personas en temas de alimentación, salud y educación.

"Nuestra visión [y] misión como organización es cómo se multiplica y se genera un movimiento emergente que represente y que genere experiencias de cambio social", comentó Paola Aponte Cotto, quien, junto a Alberto Hernández Sánchez, trabajan en el CDPEC. Además, la joven enfatizó en cómo desean enseñar a las personas que se benefician del proyecto el hecho de que no son culpables por no poder adquirir algo fuera de su alcance, como tampoco se debe acatar una actitud individualista dentro de tanta necesidad.

“Más allá de la mesa”

Cocina Rebelde, iniciativa que opera desde octubre pasado, genera empleo y concientiza a quien degusta una de las creaciones del lugar, mediante los letreros que tienen por todo el negocio. "Es una cafetería que formamos como una manera de sustentar económicamente lo que hacemos socialmente", dijo Aponte Cotto, mientras que el joven comentó que el interés por compartir libros y carteles en la cafetería es llevar “esa dinámica de intercambio y esa forma de pensar como un conjunto a personas que no están acostumbradas” a participar de discusiones de temas que afectan.

Luego de moverse de sitio en sitio ayudando al prójimo y cocinar para el Comedor Social de Río Piedras, decidieron mantenerse en su actual espacio y abrir para el público general. Entonces, comenzó la aventura. Tenían un espacio seguro para continuar la labor del Comedor, mientras generaban fondos para ganarse el pan de cada día.

El grupo, compuesto por más de 20 personas, de las cuales hay graduadas de campos como la psicología, la educación, la literatura y administración de empresas, entre otras, se divide para encargarse de Cocina Rebelde y el Comedor Social. Para muchos, es su primera experiencia laboral.

"Considero que uno ejerce de alguna manera lo que uno estudió, en el proyecto", dijo la joven, expresándose acerca de cómo, aunque quizás no ejerzan las profesiones a nivel profesional, Cocina Rebelde les ha dado el espacio para usar las herramientas que sus estudios les brindaron.

Un día rebelde

Como en toda cafetería, Hernández Sánchez contó cómo llega temprano para preparar desayuno y la crisis que se forma a mediodía cuando se llena el local. Sin embargo, es algo que disfrutan, pues no es solo atender al estudiantado que cruza desde la UPRRP, sino a la gente que llega por recomendación, a los empleados de la Plaza del Mercado y a muchos otros locales. Cocina Rebelde ha sido punto de encuentro para reavivar el casco urbano.

"Yo no tenía experiencia cocinando", dijo el joven cuando se le preguntó qué le inspira a crear el menú. "Yo empecé como tal cuando se empezó a cocinar para el CSU (Comedor Social Universitario de la UPRRP) antes de que abriera aquí [Cocina Rebelde]. Mi destreza cocinando era bien poca. Lo aprendí todo con el grupo".

La creatividad de este joven ha aportado a las nuevas lentuburgers y a la rica y nutritiva ropa vieja vegana que nadie puede dejar de probar. He ahí una muestra de cómo CDPEC es espacio de aprendizaje.

Autosustentabilidad mano a mano

Por el momento, el CDPEC recibe fondos de organizaciones estadounidenses y locales, con las cuales no se descartan futuras colaboraciones. Aun así, aspiran a generar su propia economía para mantener Cocina Rebelde de forma independiente y con precios fijos, a la vez que colaboran con empresas locales para adquirir productos frescos y ayudarles a mantenerse.

En momentos en los que el país enfrenta una deuda impagable junto a recortes exagerados, estudiar la crisis les ha permitido ver los problemas en la producción agrícola y la distribución alimentaria que recae en pobreza, para lo cual “hay que tener mucha voluntad y mucho apoyo mutuo para todo el mundo”, dijo Hernández Sánchez. “Yo he sentido que como mejor lo podemos combatir es creando espacios de formación, creando espacios de ventilación, creando espacios de encuentro, punto”, comentó Aponte Cotto.

La unión que transmiten los jóvenes de este negocio se refleja en la comunidad que se han ganado. Ver cómo la Cocina crece y cómo sigue siendo espacio de lucha que quiere transmitir lo ‘rebelde’, motiva a estos jóvenes a mantenerse a sí mismos y a la constante entrada de gente que, como comentó la joven, “resista la crisis y que exija también una calidad de vida en tiempos de austeridad agresiva”.

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